Hace casi un mes desde la última vez que pude pasarme por aquí y sólo puedo decir que qué gustito da volver. Y qué gustito sobre todo cuando vuelves con la sensación de que el parón (que a nadie le suele hacer gracia así de primeras) tenía sentido y ha merecido la pena, y en mi caso ha sido así.
Han pasado algunas cosas —entre otras que este proyecto ha pasado ya sus 9 meses de vida y está casi a punto de cumplir el año— así que la última edición de esta temporada inevitablemente irá dedicada a hacer un buen repaso de todo hasta ahora, que va a ser 50% para mi y 50% para ti (si te interesan estas cosas).
A mí desde luego me interesa mucho hacer el ejercicio porque los últimos meses he ido como una loca y no ha sido hasta que no he dado un paso atrás que no he podido ver toda esta newsletter, y lo que estaba haciendo con ella, con algo de perspectiva.
Pasar varias semanas sin trasladar pensamientos a algo con sentido acaba dando como resultado que los pensamientos siguen ahí, se van acumulando y que me encuentre con una lista enorme de temas que quiero tratar y explorar y con la existencial duda de si hacerlo o no.
He llegado a la conclusión de que, por pura salud mental, iré descargando mi cabeza poco a poco (sin buscar más output que el de descargar la mente) durante el verano. Y que cuando vuelva ya reposada será el momento de tratar todos esos temas de una manera algo más ordenada, con sentido y cómo se tiene que hacer.
Porque me he dado cuenta de un par de cosas:
Publicar por publicar a mí me cuesta horrores. Está muy bien eso de la constancia pero yo no shippeo hasta que no estoy satisfecha con lo que he hecho, y eso muchas veces supone no sacar nada hasta las tantas de la noche, hacerlo ya en total estado de agotamiento y no querer saber nada más en días para que, después de varias semanas, llegar incluso a quemarme.
Y no quiero quemarme. Así que una de dos, o aprendo a lanzar cosas aunque no esté satisfecha, o cambio de estrategia y busco ir a por resultados buenos pero, eso sí, repienso la forma de hacer todo esto.
No he llegado a ninguna conclusión. Pero tú y yo sabemos que, lo que sea, va a pasar por la 2ª opción. Porque soy una perfeccionista, me gusta la sensación de publicar algo cuando estás satisfecha con el trabajo realizado1, y porque además esa opción supone una ventana de oportunidad para probar cosas nuevas que me motiva bastante.
Pero hoy no es el día en el que quiero profundizar en eso. Sólo me sirve como cuña para decir que, aunque hubo una parada técnica en la escritura, no la ha habido en los pensamientos, y se me han acumulado tantos que no me parece elegante empezar a abrir melones que vaya a dejar sin cerrar.
Es el perfeccionismo de nuevo y también mi background de estudiante de cine. Necesito sentir que la historia conduce inevitablemente a un final y que es emocionalmente satisfactorio para todos; si hay un cliffhanger, que sea buscado por mí y no porque no he planeado bien el contenido.
(No es que yo planee el contenido, en absoluto. Debería, pero no lo hago. Ahora, cuando ya te acercas al final eso se nota más.)
Así que, aunque tengo muchas cosas en la cabeza que me gustaría poner en palabras, finalmente he decidido tomarme estas últimas semanas de newsletter algo más relajadas en cuanto a temática, intensidad y exigencia.
Eso si, me quedan dos semanas hasta la season finale y estoy muy emocionada con las posibilidades de internet así que, aunque sólo sea para empezar a plantear un outline de todo sobre lo que me gustaría seguir escribiendo, hago un repaso rápido a esas ideas en mi cabeza, siguiendo justo donde me quedé.
🔮 The shape of things to come
Hasta ahora había hablado sobre cómo la Creator Economy es un sistema que surge con la aparición de nuevas herramientas que, por primera vez, ponen al creador en el centro. Estas plataformas toman dos pilares que ya existían en la Gig Economy (la propia individualidad del creador como aspecto diferencial + su audiencia) y permiten a los creadores escalar y convertirse en sus propios imperios, usando esos pilares como palancas.
Cómo los creadores pueden convertir esas audiencias y esa individualidad en imperios (o, por lo menos, en negocios rentables) es sólo la punta del iceberg de lo que —a mi modo de ver— será una auténtica revolución propiciada por una serie de piezas que se están moviendo ahora mismo y que, inevitablemente, acabarán encajando para cambiar las reglas del juego para siempre.
La descentralización será un factor clave, ya que propiciará la movilidad entre individuos y free agents de un proyecto a otro. Esto dará lugar a nuevas formas de trabajo y al surgimiento de nuevas comunidades y organizaciones que, gracias a la tecnología Blockchain, podrán financiarse con modelos de crowdfunding en los que, mediante la tokenización de sus bienes (NFTs), tanto los creadores como sus audiencias y toda la comunidad podrán colaborar en un mismo activo, lo que convertiría a todos los agentes en inversores de la misma entidad.
Gracias a la existencia de estos nuevos activos digitales —que pueden ser leídos y a los que puede acceder todo el mundo, pero que sólo pertenecen a aquellos que han invertido en ellos— podrán plantearse nuevas vía de monetización que no pasen por crear barreras de entrada entre el contenido y el resto de la audiencia.
Esta forma de financiación colectiva dará lugar, a su vez, a nuevos —y más democráticos— modelos de negocio, nuevas formas de colaboración y mejor acceso a una información que además será de mayor calidad.
Las posibilidades de innovación, las puertas que estos escenarios abren son infinitas —de verdad creo que sólo estamos imaginando una pequeña fracción— pero todo parte de lo mismo; la figura del creador. El individuo como centro neurálgico de toda esta revolución, sin el cual nada tendría sentido.
💭 And some questions
¿Cómo podemos destacar como creadores, por dónde empezamos a construir este imperio si además tenemos que lidiar con el síndrome del impostor? ¿cómo mantenemos el foco sin compararnos con otros, aprendemos a abrazar la incertidumbre o tenemos el coraje de lanzar aunque no estemos preparados?
¿Cómo diseñamos sistemas para mantenernos constantes en nuestro trabajo? ¿cómo interactuamos con el exceso de información para usarla a nuestro favor y cómo creamos algo nuevo a partir de ella? ¿Cómo encontramos nuestra propia voz cuando hay tantas gritando a la vez?
¿Cómo puede ayudarnos la tecnología a mejorar nuestras capacidades intelectuales, a crear extensiones de nuestro cerebro que rompan las barreras entre lo que pensamos y cómo lo trasladamos al mundo físico?
¿Y qué podemos hacer nosotros para mejorar las estructuras y herramientas que ya tenemos y repensarlas para esta nueva revolución? ¿cómo diseñamos entornos de colaboración y aprendizaje que permitan que otros creadores puedan hacer el mejor trabajo de sus vidas, ya sea solos o en comunidad?
Los periodos de descanso o impasse son importantes para hacernos preguntas, para virar el camino si es necesario o reafirmarnos en algunas cosas.
A mi estas semanas me han dado muchas preguntas (la mayoría ya las tenía, ahora simplemente queman más en mi cabeza) pero también algo más de perspectiva. Ahora miro un poco más lejos pero también veo con más claridad.
Como decía, ha sido una pausa que tuve que hacer casi de manera forzada, pero creo que ha sido una buena pausa, y estoy muy emocionada por lo que está por venir, en todos los frentes.
Sigo aquí ;)
Tiempo en escribir esta newsletter: 4,5 horas
Foto de cabecera: Zoltan Tasi
Muchas gracias por leer hasta aquí. Si te apetece hablar, mándame un mail o conéctame por twitter. Y, si crees que este contenido puede interesar a alguien, no te olvides de compartirlo en redes sociales 🥰
Cuando hablo de perfeccionismo y sólo lanzar cuando está todo como quiero que esté hablo en el contexto de esta newsletter; en otras circunstancias soy una gran fan de sacar cosas rápidas. Todo tiene su formato y a mí este me gusta pulirlo :)